30 Ene Patrick Bernabé: “Como jurado, esta es la primera vez que no descarto ninguna película tras el primer visionado”
El miembro de los jurados nacional y de ópera prima afirma que “el documental tiene una calidad cinematográfica que no existía hace diez o quince años”
Patrick Bernabé es un apasionado del cine desde la adolescencia. Nacido en Francia, de padre español y madre francesa, a los dieciséis años pisó por primera vez el cineclub de su instituto para dar inicio a un romance con el séptimo arte que aún se mantiene. Bernabé, que participa en el XI Festival y Mercado Internacional de Cine Documental de Guía de Isora MiradasDoc como jurado de los concursos nacional y ópera prima, se muestra sorprendido del nivel de las películas que compiten en el certamen. “Como jurado, esta es la primera vez que no descarto ninguna película tras el primer visionado”, afirma.
-¿Qué lo llevó a aceptar la invitación de MiradasDoc para ser jurado?
-Antes de aceptar miré lo que se había hecho en los años anteriores y me pareció que MiradasDoc tenía un buen nivel. Hablé con unos amigos y me dijeron que habían estado y que les gustaba. Y cuando he visto por primera vez las veinticuatro películas resulta que no había ninguna que pudiera descartar. Evidentemente, hay niveles, temas y formatos distintos, pero cada una tenía algo y eso para mí es impresionante porque yo he estado otras veces de jurado y nunca me había pasado esto. Siempre hay alguna que descartas de entrada, pero que me haya ocurrido esto en MiradasDoc me parece muy interesante.
-Usted estudió historia, pero su actividad profesional siempre ha estado asociada al cine…
-Bueno, todo comenzó en el instituto porque en Francia en aquella época casi todos los institutos tenían cineclubs. Cuando tenía dieciséis años empecé a ver cine y me encantó. Fue a través de un profesor de historia que era animador del videoclub. Después, cuando me cambié de ciudad, en el nuevo instituto no había cineclub; entonces me fui a ver al director y él me dijo que podía montarlo con un tutor. Después me fui a la Universidad y tampoco había cineclub, así que creamos uno. Y, lo que son las cosas, hace cuatro años estuve en la Filmoteca de Montevideo y resulta que una de las dos directoras hablaba un francés perfecto. Le pregunté y me dijo que había estudiado en un instituto francés de Montevideo y después se fue a estudiar a Amiens. Y me dice que el cineclub de la Facultad de Historia era estupendo. El cineclub que yo había creado con unos amigos… A mí me hizo mucha ilusión.
-Su pasión por el cine también lo llevó a cofundar en 1996 el festival Cinespaña. ¿Cómo fue?
-En Toulouse había un pequeño festival sobre historia y cine, creado por unos amigos míos. En 1996 el director me preguntó si quería ayudarles a hacer algo sobre la guerra de España, porque ellos habían hecho antes un ciclo sobre el descubrimiento de América, otro sobre la conquista del espacio… y en el sesenta aniversario de la guerra civil querían dedicarlo a ese tema. Vamos a España, a ver la filmoteca y otras instituciones, y nos dicen: “Joder, ¿que van a hacer algo sobre la guerra civil? Con el cine que se hace actualmente en España… ¿Por qué no hacen algo con el cine que hacemos ahora? Entonces hicimos una parte histórica, como habíamos previsto, y presentamos un ciclo sobre cine contemporáneo, y tuvo tal éxito que en ese momento decidimos crear Cinespaña.
-Cinespaña es un festival fundamentalmente de cine de ficción, pero usted es hoy jurado de MiradasDoc, que es un festival de cine documental. ¿Siente predilección por alguno de estos dos formatos?
-Bueno, desde que yo estoy de director de programación de Cinespaña el documental ha subido un montón. Es verdad que al principio comenzamos con el cine de ficción; el documental comenzó en el 98 o el 99, pero al principio no había una elección buena, sino lo que podíamos ver por encima; sin embargo, a mí me encantó desde entonces el documental. Pero desde hace ocho años más o menos el cine documental ha sufrido un cambio radical: antes era bastante informativo y después se empezaron a hacer documentales de una calidad estupenda. Esto es algo que se ve perfectamente, el documental tiene una calidad cinematográfica que no existía hace diez o quince años, aunque tampoco hay que ser tan radical, porque antes también había muy buenas creaciones.
-¿Considera, como otras gentes del cine, que el documental es en realidad otra manera de hacer cine de ficción?
-Totalmente. Tengo una anécdota que me pasó en Cinespaña. En el festival tenemos tres comités de selección: uno para el corto, uno para la ficción y otro para el documental, pero se mezclan porque los miembros pasan de uno a otro. Bien, pues hay una película titulada La plaga, que es un peliculón, un documental que yo vi en Berlín. La paso en el comité de selección de documentales y me dicen que sí, que hay que ponerla en la sección, y yo respondo que no, que la vamos a pasar en la competición oficial de ficción. Me dicen: “No, es imposible, Patrick, nunca lo hemos hecho, tatatá…”. Bueno, fue complicado, pero al final lo aceptaron… y acabó ganando el premio al mejor guion. Es verdad que es un documental un poco especial, bastante bien articulado; de hecho, había un guion detrás, pero era un documental. Esto sirve exactamente para ilustrar la pregunta.
-¿Y cree que el documental puede o debe cumplir una función de transformación política y social?
-El documental no es fundamental para cambiar la sociedad, eso es seguro, pero te puede aportar bastantes cosas. Por ejemplo, Michael Moore con Bowling for Columbine: la visión que se tenía en Estados Unidos sobre el problema de las armas cambió después de esta película, o al menos cambió la visión de algunos americanos. Se empezó a hablar de regular las armas; no lo consiguieron, pero antes de esta película no se hablaba de esto, o se hablaba poco.
-¿Y en las sociedades más desfavorecidas del planeta? ¿Puede aportar algo el documental?
-Las personas de las sociedades más desfavorecidas no ven documentales, ven en la tele algo que es más bien información. Pero el documental lo van a ver las mismas personas que van a ver ficción. Todas las personas que van a ver ficción van a ver documentales; es gente con formación. En Francia tenemos la suerte de que los documentales todavía se pasan en las salas comerciales, aunque sean de arte y ensayo.
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