Hoy como nunca antes, la tecnología, la investigación y la ciencia permiten a la humanidad vivir vidas mucho más largas con buena salud. En este escenario, los conceptos de vida y muerte deben ser repensados: algunas historias tomadas de la vida real dibujan un retrato del significado diferente de la extensión de la vida. Un científico del Polo Norte, con la obsesión de prolongar la
esperanza de vida estudia una especie particular de ballena que puede vivir más de 200 años; En cooperación con otros científicos de todo el mundo, están tratando de crear una píldora que permita a los seres humanos vivir hasta 120 años. Una tenaz mujer aristócrata terminal está probando drogas experimentales para extender su supervivencia libre de la progresión del cáncer. En la “Zona Azul”, situada en la isla de Cerdeña, hay la mayor concentración de centenarios del mundo: lucen mucho más jóvenes de lo que realmente son y todavía tienen una vida activa. En Shanghai algunos investigadores han desarrollado un simulador de muerte para usar como un cuidado paliativo para los pacientes terminales, para simular la muerte, la cremación y el renacimiento.