01 Feb Doce años de cárcel no lograron doblegar a la activista saharaui Soukeina Yedehlu
El documental ‘Soukeina, 4.400 días de noche’ trae al concurso nacional de MiradasDoc una historia que han vivido cientos de saharauis en los territorios ocupados por Marruecos
Doce años de encierro en las cárceles secretas de Marruecos en el Sáhara Occidental no doblegaron a la activista saharaui que protagoniza Soukeina, 4.400 días de noche (Laura Sipán / 28’ / 2017/ España), Soukeina Yedehlu. Blanca Enfedaque, productora de esta película, que concurre al concurso nacional del Festival y Mercado Internacional de Cine Documental de Guía de Isora, MiradasDoc, explica que se trata de la historia de “una mujer que ha sabido sobreponerse después de pasar desde 1981 a 1993 en prisión”.
Lo vivido por Soukeina es similar a lo que han sufrido cientos y cientos de saharauis en los territorios ocupados por Marruecos, “a solo 100 kilómetros de Canarias, donde actualmente sigue sin haber libertad de expresión y se violan sistemáticamente los derechos humanos”, afirma Enfedaque.
Lo que relata la propia Soukeina en el documental es que, cuando sale de la cárcel, le habían arrebatado todo, incluso la maternidad y sí, estaba sola, pero, según relata la productora, “lejos de amedrentarse, se transformó en una de las artífices de esa potente red social de las activistas saharauis que sigue luchando en los territorios ocupados”.
El equipo del documental tuvo el primer contacto con Soukeina en los territorios ocupados, pero, posteriormente, ella los ha visitado en Zaragoza en varias ocasiones cuando ha hecho alguna de sus giras para dar charlas en las que explica la situación de su país y de los saharauis.
El rodaje de un documental de esta índole en los territorios ocupados no fue fácil. “Creemos –dice la productora– que es una de las películas más profesionales que se han grabado allí”. En una situación de acoso constante, de “tener siempre encima a las fuerzas de ocupación marroquíes”, en la que directora, Laura Sipán, tuvo que hacer malabarismos, “desde pegarse con esparadrapo las películas al cuerpo para que no se la requisaran a grabar con una GoPro las acciones de calle”, explica. De hecho, estuvieron siempre vigilados por la gendarmería marroquí y el único momento en el que pudieron grabar con cierta libertad fue en el desierto, cuando lo hacía en el interior de una jaima.
Para dar idea del férreo control que impone Marruecos sobre estos territorios, Enfedaque cuenta que el Observatorio Aragonés por el Sáhara Occidental, entidad productora del documental tenían un acuerdo con el fotógrafo Gervasio Sánchez para hacer unas fotografías en el Sáhara Occidental, “pero las fuerzas de ocupación lo bajaron del avión y no le permitieron hacer el trabajo”. Al no estar identificada por las autoridades marroquíes, la directora, junto a un integrante del observatorio, pudo entrar a los territorios ocupados y rodar con una GoPro y una cámara réflex que también graba videos. Por estas restricciones, el rodaje fue “cámara en mano, sin trípode”.
Enfedaque asegura que no es cierto que en Marruecos se hayan dado los avances democráticos que algunos medios y entidades proclaman. “Estas campañas son un lavado de cara tremendo. La realidad es que Europa hace la vista gorda ante lo que ocurre en Marruecos y en los territorios ocupados a cambio de que este país haga de guardián de fronteras”.
Así, recuerda que mientras Soukeina Yedehlu pertenece a la generación de militantes independentistas saharauis que proclamó la independencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en 1976, todavía hoy, más de cuarenta años después de esos hechos, se identifican chicos muy jóvenes, nacidos bajo la ocupación marroquí, que también han sido sometidos a la prisión y tortura, como la propia Soukeina. “No hay un recuento seguro por parte de organismos internacionales que pueda dar una cifra correcta de la cantidad de militantes saharauis afectados”, destaca Enfedaque.
La productora elogió los medios y el equipo que ha encontrado en MiradasDoc y, sobre todo, el catálogo de películas que se proyectan, que “es una pasada de diversidad, de procedencias, de temáticas, pero, además, ofrece unos talleres muy interesantes” y aseguró que le ha parecido un “espacio muy rico en el que poder compartir”.
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