Eliane Raheb: “Con los refugiados, el Líbano le está dando una lección a Europa”

Eliane Raheb: “Con los refugiados, el Líbano le está dando una lección a Europa”

La directora libanesa acude a MiradasDoc con su película ‘Aquellos que permanecen’, que retrata la compleja crisis de su país a través de la tenacidad y la convicción de un hombre apegado a la tierra, Haykal

La directora libanesa Eliane Raheb, que acude al concurso internacional de MiradasDoc con su cuarto documental, Aquellos que permanecen (95’ / Líbano /2016), centra su trabajo en la identidad de los libaneses y en las tensiones geopolíticas e internas que vive su pueblo. Este sábado, ante el público del Festival y Mercado Internacional de Cine Documental de Guía de Isora, Raheb explicó la complejidad de la crisis social y política de su país desde la Guerra Civil que comenzó en 1975 y que crece cada día por la situación en Oriente Medio. De hecho, explicó que, en el Líbano, con una población de un millón de habitantes, viven 500.000 refugiados palestinos y dos millones de refugiados sirios y siguen llegando, con lo que el “Líbano le está dando una lección a Europa”.

Aquellos que permanecen, su segundo largometraje, sitúa al espectador en la zona montañosa de Al Shambouk, en la cumbre de Akkar, a escasos kilómetros de la frontera con Siria, “un lugar donde se viven todas las tensiones del país” y surge después de Noches sin dormir (Sleeppless Nigts / 2012), en que Raheb trabajó directamente “con gente que hace la guerra, con un carcelero y su víctima”. Ese rodaje fue “muy duro” porque “me sumergí en el mal y necesitaba hacer algo positivo”, confesó.

Encontró a Haykal Mikhael, el protagonista del documental que trae la directora libanesa a Guía de Isora, por casualidad, mientras recorría esta región del Líbano con una amiga y paró en su restaurante, ubicado justo donde convergen todas las tensiones políticas. Según sus palabras, “una metáfora sobre la geopolítica del Medio Oriente, donde la gente se pregunta a diario cómo vamos a quedarnos o cómo vamos a marcharnos”, detalló.

El rodaje comenzó en 2014, cuando la tensión era máxima y se informó de que el ISIS entraría en el Líbano por esas mismas montañas y cuando le preguntó a Haykal qué iba a hacer, él le contestó con rotundidad que “quedarse en su casa, aunque ya había mucha gente marchándose”.

El protagonista es un cristiano maronita, integrado en su comunidad, pero que, lejos de participar en las tensiones religiosas y políticas de su entorno, lidia cada día con el polvo de las carreteras vecinas, con el trasiego de grandes caminos y afronta la crisis del país con la entereza del campesino empeñado en mantener su tierra, mientras se construye piedra a piedra una casa para una familia que nunca viene y lucha por mantener su actividad agrícola pese a los fracasos. Todo eso con el objetivo de mantenerse apegado a la tierra, a una tierra difícil y socavada por el abandono y los conflictos. Cada vez que fracasa y pese a ser un hombre de más de 60 años vuelve a intentarlo

Esa resistencia, esa tenacidad, lo distinguen de un entorno en el que apenas tiene dos acompañantes: una empleada de familia musulmana, que trabaja con él desde hace trece años y que lo considera como un padre, y un amigo de la infancia, también cristiano maronita. Las conversaciones con su empleada y su complicidad son una delicia y están llenos de guiños a lo cotidiano. Los diálogos con su amigo sirven para que Haykal esté informado de los últimos acontecimientos y tensiones en la localidad y ambos reflexionen y apelen a la convivencia perdida.

La férrea relación de Hyakal con su tierra y su trabajo constante son eje de este documental, pero también se asoma a las tensiones religiosas de su entorno y al racismo de un grupo de cristianos, que “incluso llegaron a boicotear su extreno en Akkar”, según explicó Raheb.

Lejos de ese odio al distinto, incluso cuando te has criado con él, tal y como ocurre en Oriente Medio, la directora expresó este sábado en Tenerife su deseo y su esperanza en que gente con la capacidad de convivencia y resistencia del protagonista de su película sea algún día mayoría en Líbano. En este sentido y en referencia a la situación de Cataluña, hizo hincapié en que “hay que intentar resolver los conflictos”.

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