EN EL LIMBO

EN EL LIMBO

Spectre Is Haunting Europe (Maria Kourkouta, Niki Giannari / 99’ / 2016 / Grecia)

«Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes». En 1848, Karl Marx y Friedrich Engels comenzaban así su manifiesto comunista. La referencia a este conocido texto en el título del documental de Maria Kourkouta y Niki Giannari alude al actual bloqueo impuesto por Europa contra la llegada de los refugiados que huyen de la guerra y la represión en el Oriente Medio. Las cineastas identifican las medidas proteccionistas y de cierre de fronteras en Europa ante todo el proceso migratorio con el sentimiento de amenaza y repulsión con el que se respondió al movimiento de rebelión del proletariado en el siglo XIX. La distinción de clases y la discriminación por raza vuelven a definir las jerarquías sociales, identificando la presencia de «el otro» como un ataque al statu quo y las estructuras de confort de nuestra sociedad. En la cinta de Kourkouta y Giannari, el término espectro adquiere además otro significado: todos estos refugiados, vetados por los países que debían acogerlos, acaban confinados en campamentos como el de Idomeni (donde tiene lugar la película), que se convierten en tierra de nadie, en un limbo geográfico y social en el que los habitantes deambulan sin un rumbo fijo, como verdaderos espectros, muertos en vida, pendientes de una absolución que no llega. A esta sensación de limbo, se une una lluvia interminable, sobre todo presente en el primer tercio de metraje, que mantiene el terreno encharcado y obliga a las personas allí hacinadas a llevar unos fantasmagóricos impermeables.

Las cineastas, que acudieron como voluntarias a Idomeni con la intención de paliar de algún modo esa tragedia humanitaria, encontraron allí una historia de una multitud de personas que debía ser recogida y difundida. Pese a que el documental se estructura en tres bloques, cada uno con una funcionalidad independiente, en ningún momento se pretende equiparar a los tres actos tradicionales del cine de ficción. Las cineastas retratan una realidad desde tres perspectivas diferentes, las tres válidas y reales, pero en ocasiones hasta contrapuestas entre ellas. Con esto aportan una mirada sincera y directa del conflicto y, al mismo tiempo, nos enseñan que no estamos ante una verdad monolítica y homogénea, sino ante conjunto poliédrico, irregular y estriado.

El primer bloque se desarrolla como si de un cortometraje mudo se tratara. Es la parte más ardua de toda la película, con tomas largas, rodadas con trípode y totalmente estáticas. Su tempo narrativo es moroso y aparentemente no sucede nada en absoluto: solo hay personas deambulando de manera errática. Los pocos diálogos que podemos escuchar tampoco aportan demasiado contenido, más bien reafirman la sensación de vacío existencial. La puesta en escena evidencia la formación como fotógrafa de Kourkouta, quien, sin contaminar el plano, busca en todo momento un encuadre y una iluminación que aporte un elemento estético, casi pictórico, a la imagen.

El segundo bloque resulta más dinámico, con mayor interacción entre los actores en plano y con un componente de discurso más claro y explícito. Si bien la puesta en escena no cambia demasiado con respecto al primer bloque y se sigue evitando que la cámara resulte invasiva, ahora la acción gira en torno a  un conflicto (la obstaculización del paso de los trenes) y un debate dialogado en torno a la propia situación de los refugiados y sus sentimientos con respecto al bloqueo de las fronteras. Tras este apartado de confrontación, la película cierra de una manera totalmente opuesta al cierre anterior. En un visionado simplista podría parecer incongruente. Se cambia el formato y ahora la cámara es plenamente partícipe, interactúa con los refugiados, ofrece una faceta más optimista y poética y atestigua cómo incluso en las situaciones de mayor desamparo y tragedia el espíritu humano sigue prevaleciendo. Se trata, además,  del único momento del documental en que se permite al espectador empatizar con ese grupo de expatriados.

Con su mirada trifurcada (estática, discursiva y poética), Spectre is haunting Europe sumerge a los espectadores en una experiencia dolorosa, cruda e incómoda, que nos obliga a reflexionar no sólo acerca de las políticas emprendidas por nuestros países, sino también acerca de nuestra propia respuesta moral ante lo que supone uno de los mayores desastres humanitarios de la historia reciente.

Manuel E. Díaz Noda

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