‘Judas’, un trabajo de posgrado “asambleario” que se alza con el premio a mejor cinta nacional en MiradasDoc

‘Judas’, un trabajo de posgrado “asambleario” que se alza con el premio a mejor cinta nacional en MiradasDoc

Cuatro universitarios registran el transcurrir de los días en un bar de Barcelona

 

Los cuatro estudiantes de audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra que presentaron su proyecto de posgrado al Festival MiradasDoc celebraron con cervezas la noticia de que el trabajo había sido seleccionado para participar en el concurso nacional. Por ello, es de suponer que cuando Raúl Capdevila, enviado a Guía de Isora por sus compañeros, regrese a Barcelona, monte una juerga por todo lo alto con los otros tres alumnos –Juan Carrano, Alejandra Vera y Raúl Egües– para festejar que Judas, un documental en el que registran el anodino transcurrir de los días en un bar decadente del centro de Barcelona, se alzó finalmente con el premio.

 

La película Judas (60’ / 2017 / España) transcurre íntegramente en la cafetería del mismo nombre, un local de la calle Escudellers con pocos clientes, todos ellos más o menos marginales y entrados en años. Una cámara estática sobre un trípode grabó unas 45 horas de las idas y venidas de cinco personajes: el camarero, un hombre enganchado a la máquina tragaperras, un viejo rockero de barba cana, una mujer que recuerda sus grotescas juergas de juventud y un individuo tan discreto que ni los directores de la película recuerdan su nombre.

 

De todas esas horas, los cuatro alumnos de la Pompeu Fabra seleccionaron sesenta minutos, que son los que puede ver el espectador. Todas las decisiones relacionadas con la producción y el montaje fueron adoptadas de manera democrática por el grupo de estudiantes: “Era todo asambleario y teníamos claro que el fondo de la película iba a ser pensado y aprobado por los cuatro, y que a partir de esos ejes íbamos a trabajar –señala Raúl Capdevila, el joven enviado a Guía de Isora para presentar el proyecto–. Siempre que nos era posible, ya fuera en procesos de visionado o de montaje, quedábamos y nos decíamos a la cara lo que nos gustaba y lo que no, e intentábamos entre todos solucionarlo”.

 

Lo democrático de la producción los llevó a cumplir su compromiso de hacer un visionado del montaje definitivo con las personas que aparecen en el documental: ordenador en mano, los estudiantes quedaron en el Judas con los cinco veteranos y les preguntaron si había algo en la película que no les gustara. No hubo que cambiar nada. Después, la cinta fue proyectada en una plaza del barrio, en el mismo centro de Barcelona. Hasta ahora ha sido el único pase oficial del documental antes de su llegada a MiradasDoc.

 

A algunos espectadores de Guía de Isora les llamó la atención que los personajes –a excepción de un grupo de rockabillies que entran una noche en el local– hablen en español. Capdevila explicó al respecto que se trata de charnegos (personas de habla no catalana provenientes de otras partes de España) y que esta circunstancia es absolutamente normal, no solo en Barcelona, sino específicamente en la zona de la calle Escudellers, un espacio tradicional que, además, se está viendo sometido a un proceso de gentrificación (desplazamiento físico y cultural de la población local, de extracción humilde, por personas de mayor poder adquisitivo), especialmente debido a la actividad turística.

 

El premio cogió por sorpresa a estos cuatro estudiantes, que, por cierto, aprobaron el posgrado con el documental. “Para nosotros es una noticia que jamás nos hubiéramos podido imaginar porque partíamos de la filosofía de que, al ser un trabajo de clase, la sola selección al festival ya la celebramos bebiendo cervezas, y cuando nos hemos enterado del premio… Estamos todos pletóricos –señala Capdevila–. Estamos contentos, aunque creemos que el jurado de MiradasDoc se ha arriesgado mucho, pero nuestro agradecimiento es infinito”.

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