Rawie: “De MiradasDoc me llevo la satisfacción de haber trabajado con un equipo totalmente profesional”

Rawie: “De MiradasDoc me llevo la satisfacción de haber trabajado con un equipo totalmente profesional”

“MiradasDoc está ahora mismo en la cima de los festivales de Europa”

Después de trece años en el Festival MiradasDoc como responsable del taller y la exposición de pitchs, Marijke Rawie da un paso a un lado para dedicarse a leer, a viajar y a ver documentales “no como profesora, sino como espectadora”. Por resumir, digamos que un pitching es la presentación de un proyecto cinematográfico de manera ordenada, corta y convincente, ante una audiencia de posibles financiadores y con el objetivo de lograr algún acuerdo. En el Mercado de MiradasDoc, Rawie –un referente internacional en el mercado del documental– ha ejercido de maestra, consejera y psicóloga de decenas y decenas de directores y productores que han llegado hasta Guía de Isora para subir a este escaparte. En su despedida, afirma que de MiradasDoc se lleva “un inmenso sentimiento de satisfacción y alegría por haber podido trabajar con un equipo totalmente profesional”.

¿Por qué deja el festival?

En la vida hay siempre un momento para llegar y un momento para irse. Y para mí, el momento de irme de MiradasDoc ha llegado. He pasado doce años fantásticos; trece, en realidad, si contamos un año en que se llamaba Docusur. Vine desde el principio, cuando el era muy pequeño y el pitching se hacía con muy pocos proyectos, y ha crecido hasta convertirse en un fantástico festival de documentales que nos hacen abrir los ojos. Y el pitching ha crecido hasta convertirse en un verdadero evento internacional.

¿Cuántos pitchers fueron aquella primera vez?

Creo recordar que cuatro, así que era fácil. Pero cuando el festival despegó se pasó a 12 proyectos, y 12 pitchs en tan poco tiempo –ayudarlos a preparar la exposición, a encontrar lo vendible de cada historia– era complicado. Este año tuvimos suerte porque pasamos a nueve y hay tiempo para prepararlo.

Igual que ha ayudado a que estos jóvenes aprendan, ¿usted también ha aprendido en este festival?

Por supuesto; siempre es un camino de ida y vuelta. Pero como comisionada de un canal de televisión y como profesora de pitchers he visto miles y miles de documentales, y miles y miles de películas que estaban en fase de preparación, así que sé mucho sobre cómo desarrollar una historia. Así que, aunque aprendo de los jóvenes realizadores, de su pasión, de su fuerza, de su amor por el documental, debo decir que mi terreno es precisamente saber cómo estructurar un documental y hacerlo internacional.

¿Qué se lleva de MiradasDoc?

Un tremendo amor hacia los amigos con los que he trabajado. He visto a David Baute crecer y pasar de ser un joven muy entusiasta a convertirse en un verdadero director del Mercado. He visto a Carolina Gómez, coordinadora del Mercado, y a su fantástico equipo pasar de ser un equipo amateur con mucho entusiasmo a ser un grupo completamente profesional. Así que lo que me llevo es un inmenso sentimiento de satisfacción y alegría por haber podido trabajar con ellos.

¿Qué va a hacer ahora? ¿Trabajar, leer, descansar, viajar…?

Para ser sincera, voy a hacer todo lo que has dicho: voy a viajar, voy a practicar mi querido hobby de la fotografía, voy a leer todos los libros que no he podido leer y voy a ver documentales, no como profesora ni como comisionada, sino como una espectadora normal, simplemente para disfrutarlos.

En cierta forma usted es como esas barquillas que ayudan a los barcos a salir del puerto: una vez que MiradasDoc está en alta mar, ya se puede retirar…

Absolutamente. Me gusta la metáfora.

¿Qué cree que aporta MiradasDoc al cine documental?

MiradasDoc es especial, porque hay un montón de festivales de documentales en el mundo; los hay grandes, como IDFA, otros pequeños, como el Thessaloniki, pero lo que hace de MiradasDoc algo tan específico –y lo es desde el principio– es que las islas Canarias están entre Europa, África y Sudamérica, y esto las convierte en un lugar idóneo para reunir aquí todos estos documentales. Este festival está en la cima de los festivales europeos de documentales y deseo que siga creciendo y creciendo.

¿De todos estos años recuerda algún momento que se le haya quedado grabado, ya sea por cómico, emotivo, alegre…?

Si te digo la verdad, cada año ha habido momentos de esos. La magia está en que algunos de estos chicos, cuando llegan el primer día, llevan hasta cuatro años trabajando en un proyecto, pero nunca lo han mostrado fuera de su grupo… Y de repente yo empiezo a verlos y pienso: “¿Esto qué es? ¡Oh, no, socorro!, ¿cómo podemos hacer un buen pitch de esto en tres días?”. Entonces hablamos y hablamos, y ves la estructura de la historia y vas trabajando con ellos. Y el día en que la presentan hay gente que los va a escuchar y un escenario formal, y ahí hacen un pitch perfecto. Para mí eso ha sido algo mágico todos los años. Pero también ha habido problemas graves; ha habido gente llorando y pensando que no podía hacerlo. A esas personas les he dicho que era mejor para ellas no hacer el pitch porque darían una muy mala impresión, y eso después se difunde, no solo en este festival, sino en otros. Eso ha ocurrido en MiradasDoc unas cinco veces. El mundo del documental es muy pequeño y cuando vas a otros festivales, la gente dice: “Ah, esa es la chica que hizo un mal pitch en MiradasDoc…”.

Le pasa el testigo a Carmen Cobos…

Cuando le conté en agosto a Carolina Gómez que este sería mi último año en MiradasDoc, se quedó como “pero ¿qué pasa?, ¿qué vamos a hacer ahora?”. Yo le dije que tenía una colega en los Países Bajos que es directora, buena productora, que he trabajado con ella, que la conozco desde 1998 y sé que es una experta moderadora de pitchs. Y –esto era lo más importante– habla español. Entonces se pusieron en contacto y después Carolina me dijo: “Marijke, creo que has encontrado a tu sucesora perfecta”.

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