30 Ene ‘School Life’, un proyecto que se fraguó en MiradasDoc, muestra un modelo de educación libre en un internado
La película compite en el concurso de largometraje internacional
La película School Life, titulada inicialmente In loco parentis, participa en el concurso de largometraje internacional del Festival y Mercado Internacional de Cine Documental MiradasDoc con la particularidad de que cuando el proyecto estaba en fase embrionaria obtuvo un gran impulso durante la edición de 2013 de este encuentro cinematográfico. “Cuando la producción aún estaba en pañales, tuve la oportunidad de conocerla e inmediatamente me interesó; a partir de ahí surgió un acuerdo con TVE y con Efthymia Zymvragaki, de la productora Grismedio”, señala Montse Portabella. Una y otra – Zymvragaki y Portabella– están en MiradasDoc para presentar esta película, cuya desnudez sirve para retratar de manera transparente un modelo educativo vanguardista y casi libertario en un internado de Irlanda.
Cuando el proyecto estaba en una fase aún muy inicial –en 2013– fue seleccionado por MiradasDoc para participar en su pitching, una jornada de exposición de ideas ante productores y posibles compradores. Los responsables de vender la película fueron los directores de la cinta, Neasa Ní Chianáin y David Rane, y allí estaba, como productora, Montse Portabella. “Me interesó por el contenido, que era diferente, y a Andrés Luque, de TVE, también”, recuerda. Después, y tras el complejo camino que supone poner en marcha una coproducción, dio con Efthymia Zymvragaki, que también se mostró entusiasmada y se sumó a la aventura de In loco parentis. La locución latina que entonces daba nombre al proyecto significa ‘en lugar de uno de los padres’, pero finalmente fue sustituida por School Life.
El resultado es una cinta de 99 minutos de duración en la que se retrata la educación progresista que se imparte a jóvenes de primaria en un internado de Irlanda. Los responsables de la naturaleza casi libertaria del pensamiento que impera en el centro son el matrimonio formado por John y Amanda Leyden; él, un viejo rockero que les habla a los jóvenes de filosofía y les enseña a ser responsables de sus actos, ella, una amante de la literatura y el teatro. “Algunos de los alumnos del colegio vienen de familias pudientes –añade Portabella–, pero lo interesante es que allí no se fomenta el clasismo; es una educación muy austera y al final los chicos acaban bastante libres y asalvajados, con un gran componente de compañerismo”.
Para captar la esencia de este ambiente educativo tan particular, los directores se pasaron un año y medio en el colegio y grabaron unas 500 horas. Su presencia en el centro educativo llegó a ser algo natural para aquella comunidad, hasta el punto de que el efecto de cinéma-vérité está patente en todo el metraje. Se involucraron tanto en el proyecto que se mudaron de una región a otra de Irlanda para estar cerca del colegio, en el que matricularon a sus propios hijos.
“La película es una oportunidad para que el público vuelva a recordar su infancia, porque todo se da en unos tiempos tan naturales que uno se abandona, y eso es mérito de una dirección prácticamente invisible –afirma Zymvragaki–. Hay quien piensa que la película está muy dirigida porque la gente no habla con la cámara o no evidencia la presencia de los directores, pero lo que ocurre es que estuvieron mucho tiempo allí y lograron un trabajo desnudo, observacional, sin nada artificioso. La directora no se atrevía ni a mover una silla de lugar”.
Desde su estreno, School Life ha tenido un recorrido por festivales internacionales que las dos productoras califican de increíble: desde el Idfa hasta Sundance, pasando por Hotdocs.
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