11 Mar MiradasDoc y documentalistas canarios: 15 años de amistad
Creadores y productoras han fortalecido sus propuestas y aprendido sobre la industria de cine documental al calor de las pantallas, los laboratorios y los encuentros del mercado
La de MiradasDoc y los documentalistas canarios es una amistad que cumple ahora quince años y que promete continuar con buena salud. El Festival y el Mercado Internacional de Cine Documental de Guía de Isora se ha convertido en el lugar idóneo para que creadores y productoras hayan fortalecido sus propuestas y aprendido sobre la industria internacional de cine documental al calor de las películas exhibidas en las pantallas y, en el mercado, en los laboratorios para el desarrollo e impulso de proyectos y los encuentros en los espacios de negocio.
“Todos mis documentales han pasado por MiradasDoc, largos y cortos. Mi primer largometraje, documental, Agua bendita, fue seleccionado y luego premiado en el concurso canario en 2013”, recuerda Octavio Guerra. El cineasta grancanario ve en MiradasDoc varias vertientes: “la industria, los diferentes programas de laboratorios y las propias proyecciones y los debates con el público, que son muy propicios en el festival”. Para Guerra, MiradasDoc “es un lugar en el que no solo hemos proyectado las películas, sino que también nos hemos formado en la industria, a través del mercado, un lugar estratégico para los canarios, una forma de empezar los proyectos desde lo local y después dispararlos al ámbito nacional e internacional. Entrar al pitch permite poner las primeras piedras de los proyectos, porque estar en un laboratorio te da pie a entrar en otros”, explica.
Las palabras de Guerra parecen escogidas para ilustrar el testimonio que da otro grancanrio, Agustín Rodríguez, quien hace recuento de los efectos de haber obtenido premio en el pitch de MiradasDoc Market en 2021 para su proyecto de documental sobre el desminado del muro marroquí en territorio de la RASD. En una secuencia que parece de efecto dominó, el premio obtenido en Guía de Isora lo llevó a un mercado de cine documental en México, donde fue escogido para el mercado de Cali (Colombia), allí consiguió un premio al etalonaje y una selección para un mercado en Chile, donde obtuvo cinco galardones, entre ellos, para el desarrollo de la banda sonora.
La experiencia de Guerra es parecida a lo que cuenta el documentalista tinerfeño Eduardo Cubillo: “Casi todos mis proyectos están relacionados con MiradasDoc de alguna manera. El primero, Historia de un crimen de estado, se proyectó en 2012 en la sala, con mucha asistencia, porque era un documental muy controvertido, unos años antes había estado como proyecto en el pitch; lo mismo pasó con Isleños, una raíz de América”, que estuvo también en el espacio de impulso para proyectos en fase de desarrollo y se proyectó en la sección oficial.
Ambos, Cubillo y Guerra, también han experimentado los beneficios del programa CREADOC, que el Gobierno de Canarias y MiradasDoc impulsan como un espacio para el desarrollo de proyectos documentales. Todos estos ámbitos de apoyo a la creación y producción permiten a los cineastas canarios avanzar en cada uno de los pasos en que se desglosa la creación de un documental: escritura, producción, postproducción y distribución. En todos ellos, pueden contar con el apoyo de MiradasDoc, siempre a partir de un proceso de selección.
Es el caso de los proyectos que tienen entre manos en estos momentos los dos directores que se citan como ejemplo de otros recorridos similares. Un hogar sin armarios es el próximo proyecto de Cubillo, que participó en CREADOC en 2021 y en 2022 ha pasado con gran éxito por el pitch de MiradasDoc Market este año, donde captó la atención de 10 productoras y distribuidoras interesadas en dialogar con el fin de evaluar acuerdos de coproducción o distribuidoras. En estos momentos, Guerra trabaja en la primera fase de desarrollo de su proyecto Yo tenía una vida en CREADOC, espacio que comparte con Agustín Rodríguez y su proyecto Translúcidas, cosas que sé de ellas; María Sanz, con Antonio Corujo, a viva voz. Y los proyectos para las óperas primas de Marta Torrecilla, Casa de oro, y Adrián León, 922 928.
Otras trayectorias son igualmente significativas. La cineasta Mercedes Ortega, que pasó en varios años por todas las fases por las que puede pasar una película en MiradasDoc. En 2011, su documental Cautivas ganó el premio al mejor documental canario; en 2012, el proyecto de su segundo documental, Cautivadas, recibió el premio de posproducción en el pitch, lo que le permitió trabajar con el editor Alejandro Lázaro el montaje de esta película, que fue escogida para exhibirse en la clausura en 2013. En MiradasDoc Market, además, Cautivadas consiguió acuerdos de coproducción con TVE y de emisión con la Televisión Canaria.
Pasar por el mercado de MiradasDoc puede ser definitivo para un documentalista canario. Es la experiencia de Pedro Felipe Acosta, especializado en rodajes en la naturaleza, quien, en Guía de Isora, consiguió que su película Canarias, a la sombra de los volcanes fuera emitida en 2016 por el canal de televisión en National Geographic, Canal+ Polonia y en televisiones de Dinamarca y Grecia. Además, un acuerdo de distribución firmado en el Market en 2009 permitió que la serie de Acosta Canarias, reductos de biodiversidad, se vendiera en todo el mundo: China, Canadá, Polonia, Suiza, España, Irlanda, Francia y varios países de Oriente Medio.
Festival, promoción y lenguaje cinematográfico
La estructura de los espacios para el documental canario en el festival ha variado a lo largo de los años. Desde 2020 no se ha convocado el concurso al mejor documental regional, una decisión que da a las producciones canarias la oportunidad de competir al mismo nivel que otros documentales de ámbito nacional. La medida constituye una oportunidad para que realizadores canarios tenga sean preseleccionado para los Goya a partir de su participación en MiradasDoc, “competir en el ámbito regional, no cuenta para una preselección para los Goya y MiradasDoc es uno de los festivales que se tiene en cuenta para esta fase en la sección de cortos” de los premios de la academia española de cine, recuerda Guerra. “Las secciones canarias son interesantes cuando hay mucha producción del género”, apunta, y estos años de pandemia no han generado mucha producción.
A lo largo de estos quince años de relación, también las películas exhibidas han sido una escuela para enfocar la propia mirada de los autores canarios. Mientras que los primeros documentales presentados al concurso regional contaban con temáticas centradas en lo local, a lo largo del tiempo, los documentalistas canarios han ofrecido temáticas más amplias. Es el caso de La próxima estación, de Beatriz Rodríguez, rodada en India; la citada Cautivas, en México; Las carpetas, de Maite Rivera Carbonell, una historia de Puerto Rico, que ganó del concurso canario en 2012, y Agua bendita, de Octavio Guerra, grabada en Costa Rica, ganadora en 2013, y Sub terrae, de Nayra Sanz, ganadora del concurso canario en 2018. Un caso especial del concurso canario es la película, Dead Slow Ahead, del director catalán Mauro Herce, que ganó el concurso regional en 2017, al tratarse de una coproducción en la que participó la productora canaria El Viaje Films.
La temática, en cualquier caso, es lo de menos, asegura Octavio Guerra: “cualquier historia puede ser contada en cualquier parte del mundo; hemos visto historias del confinamiento, que no hace falta ni pisar la calle para tener una historia”.
La madurez y la creatividad alcanzada en los documentales canarios es lo que más destacó la realizadora Nayra Sanz cuando participó en el concurso canario con el corto Sub terrae. “Están surgiendo propuestas de cambio del lenguaje cinematográfico”, subrayó entonces quien ahora forma parte del equipo de programadores del festival. En esa renovación del lenguaje cinematográfico el papel del festival es fundamental, por la búsqueda que alienta MiradasDoc para promover la creación de un cine documental con una mirada de autor sobre la realidad, que “se sale del tipo de documental de televisión, estándar, y mantiene su apuesta por un tipo de documental con los lenguajes cinematográficos, más parecidos a la ficción”, concluye Guerra.