Mujeres que quieren compartir el poder en el cine para transformarlo

Mujeres que quieren compartir el poder en el cine para transformarlo

MiradasDoc comparte reflexiones en torno a propuestas que el feminismo plantea al cine documental

Es necesario conquistar espacios en el mundo del cine para las mujeres, solo entonces el cine contará los sueños de ellas; hay que mantenerse alertas para evitar que se retroceda en los espacios conquistados y no es suficiente con llegar y permanecer: el feminismo conlleva un cuestionamiento profundo del sistema patriarcal y capitalista, no solo en lo que cuenta, sino también en las formas de producción, en cómo se hace el cine.

Estas ideas libertarias, enriquecedoras, provocadoras, propositivas, podrían entenderse como un enunciado pronunciado así, de un tirón, pero no es el caso. Se trata de un resumen, una recapitulación, una miscelánea de lo expresado por tres mujeres vinculadas al cine, y al cine de realidad, en el encuentro organizado por MiradasDoc para reivindicar el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, en el Auditorio de Guía de Isora.

“En el cine, el problema número uno es que la mayoría de los directores de festivales, ciertos productores y ciertos inversores son hombres, en un 99%. Son hombres a los que les encanta ver sus sueños, quieren ver reflejadas sus vidas y lo que a ellos les concierne –dijo la directora francesa Claire Simon, que días antes había recogido el premio Mirada Personal–. Vamos a tener que esperar un poco a que lleguen mujeres a este nivel de directoras de festival e inversoras. Puede que al principio no sean tan buenas, no pasa nada, pero es lo que tiene que pasar para que terminemos viendo los sueños de las mujeres en las pantallas; es lo que pienso”, añadió la realizadora, que es miembro del colectivo 50/50, que tiene como objetivo promover la igualdad entre mujeres y hombres y la diversidad en el cine y la industria audiovisual.

“La idea es la presencia en igualdad de condiciones, que desaparezcan los mecanismos de control y de poder, algo que debe ir acompañado de un montón de medidas sociales, que hombres y mujeres tengan acceso en la misma proporción a las condiciones para hacer una película –señaló la actriz, activista y política Carla Antonelli–. La punta de lanza está introducida en, digamos, una herida de luz, que no puede cerrarse, porque donde hoy creemos que hemos avanzado, mañana se puede retroceder. Es doble trabajo: el de seguir expandiendo y el de impedir que se cierre”.

¿Pero se conformarán las mujeres –y especialmente, las mujeres jóvenes, en las que Simon deposita su confianza– con alcanzar espacios de poder en el cine, compartirlos con los hombres por igual para seguir haciendo el mismo cine que ya se hace y de la misma manera? No es este, desde luego, el plan de la cineasta argentina Tatiana Mazú, que se encuentra este año en Debut WIP, el laboratorio de postproducción de MiradasDoc Market, para concluir el montaje de su próxima película y después de haber ganado el premio al mejor largometraje documental con su documental Río Turbio en MiradasDoc el año pasado.

“Cuando empecé a estudiar cine quería ser directora de fotografía. Quizás tenía en la cabeza una idea más industrial, hegemónica, de las labores del cine. Entenderme como feminista me llevó a problematizar un poco los esquemas de producción y, formalmente, poder pensar en otro tipo de estructuras, más colectivas, más horizontales, más del intercambio, tanto hacia lo que se filma como hacia el cómo se filma –el modo de producir como una cuestión política, también– y pensar en la artesanía, pensar en el cine como otro tipo de oficios… contar las intimidades como estrategia política, configurar un modo de trabajo y un lenguaje del que no tenía tantas referencias. Ha sido un proceso de desaprender, de buscar referentes, de vincularnos a un gran árbol de mujeres y disidencias sexuales que históricamente habían intentado buscar la forma de tomar las imágenes y mirar a través de ellas”, dice la cineasta nacida en Buenos Aires en referencia a las inquietudes que iluminan su trabajo y orientan la actividad del colectivo de cineastas al que pertenece, Antes Muerto Cine.

 



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