Todos los vecinos se han marchado al sur a pasar el invierno, pero dos viudas, a las que han elegido para cuidar de la aldea vacía, aceptan quedarse. Aisladas y atrapadas por la nieve durante cien días de invierno, solo se tienen la una a la otra como punto de apoyo y compañía. Pero su pasado en común —compartieron marido durante cincuenta años— a menudo aflorará
entre ellas. A medida que se recrudece el invierno, sobrevivir se convierte en una prioridad mayor que su deber como guardianas.