06 Feb DIVAGACIÓN SOBRE LA BELLEZA Y LA PASIÓN
DIVAGACIÓN SOBRE LA BELLEZA Y LA PASIÓN
This film is about me / Alexis Delgado Búrdalo (61´)
RAMÓN ALEMÁN
No sabemos la edad de Renata, pero sí que es una persona mayor. Sin embargo, los primeros planos de su rostro nos muestran a una mujer bella; y no hablo de una mujer que de joven debió de ser bella: es hermosa también ahora. Por eso hemos de suponer que hace unos cuantos años, cuando se produjo el evento que hoy la tiene entre rejas, era bellísima, y eso tuvo que sentir también Henry, el pintor que se obsesionó con Renata –mucho más joven que él– y le hizo cuadros y retratos antes de que ella, completamente borracha, lo asesinara.
Henry, su obsesión con Renata, la negativa de ella a amarlo, la borrachera, el asesinato y la cárcel son las únicas unidades de información más o menos objetiva que nos da el documental This film is about me, del director Alexis Delgado Búrdalo. El resto es divagación sobre la belleza, la pasión y el arrepentimiento.
La película, siendo como es un documental, tiene también algo de espontánea interpretación, tanto por parte de Renata, a la que podemos imaginar como una actriz, una musa, una cantante o una escritora –o las cuatro cosas a la vez–, como por la de Alexis Delgado, que se erige en trozo de la trama cuando trata de llevar a la protagonista por el sendero que él imagina para su trabajo, y también cuando ella lo hace entrar en un plano, y cuando le dice que ha soñado con él, y en el final de la cinta, un final que con toda probabilidad el director encontró inesperadamente durante una llamada telefónica a la prisión en la que vive la reclusa Renata.
This film is about me constituye una nueva lectura, rápida y sin pretensiones, del mito de Perséfone (la propia protagonista nos cuenta que un profesor suyo la comparaba con la diosa): la joven hermosa, el hombre obsesionado, la muerte, el inframundo…; y es también una divagación –otra más– en torno a las circunstancias (a las que Renata afirma estar rendida) y a esos horrendos designios del azar que pueden hacernos pasar en un segundo del mundo de los inocentes al país de los culpables, sin posibilidad de retorno.
Debo hacer una advertencia: al hablar de divagación no estoy anunciando una película deshilachada; por el contrario, tengo la impresión de que Alexis Delgado escogió de manera muy inteligente –de entre todas las horas de una serie de entrevistas que imagino larguísima– los retales que finalmente vemos en la pantalla, cosidos según un orden meticulosamente estudiado. Por eso, si bien los ojos intensos de la Renata rapsoda ya nos atrapan desde el principio de la cinta, no sabremos hasta el minuto 21 que en algún momento hubo un asesinato. Un crimen pasional, aunque esa expresión esté muy mal vista en estos tiempos.
Sí, en los tiempos que corren no debemos decir «crimen pasional», y me parece muy bien que así sea en el ámbito de la justicia y en el de los medios de comunicación, pero Alexis Delgado ni juzga ni informa: solo divaga, y en su divagación me autoriza a ver a una mujer atormentada, inteligente, dulce, irrespetada, bárbara, sensual, a veces fuera de sí. ¿Cómo no habría de ser pasional aquel asesinato si Renata –la Renata inocente y dulce, la borracha, la Perséfone, la acosada, la cantante, la reclusa– no es otra cosa que pasión?
Así, sin conclusiones, sin sentencia, sin saber después de una hora quién es exactamente Renata y por qué mató a Henry, llegamos a un final sobrecogedor, con la evocación de un telúrico orgasmo provocado por energía mareomotriz, orgasmo de sangre y agua marina, que sigue dejando a la hembra Renata exhausta cuando recuerda aquel instante cenital de su vida. Muchos años después de haber experimentado un éxtasis carnal que jamás se repetirá, la inocente sirena, la Renata reclusa, vuelve a quedarse sin aliento como una amante desnuda e intuyo que sonríe de placer oculta tras un largo plano en negro.