01 Feb MAIDER & JORDI
Las letras de Jordi / Maider Fernández Iriarte (70´)
20:00 h. Sala 1
Las letras de Jordi es el primer largometraje de la joven directora Maider Fernández Iriarte (Donostia, 1988), que ya contaba en su currículum con algunos cortometrajes y filmes colectivos como Kalebegiak (2016). Escrito a medias junto a la también realizadora Virginia García del Pino, Las letras de Jordi (que en su fase inicial surgió como proyecto para un máster que Fernández Iriarte cursó en la Universidad Pompeu Fabra) nos presenta a Jordi Desquens Massanes, un hombre de cincuenta años con parálisis cerebral desde que nació y que solo puede comunicarse a través de una hoja con el alfabeto, los números y unos cuantos signos más. Jordi vive en una residencia por voluntad propia, ya que sus padres se encuentran demasiado mayores para atenderlo y lo que él quiere, según sus propias palabras, es «que descansen». En esa residencia Jordi recibe la visita de Fernández Iriarte, con quien establece una relación de confianza muy grata a ojos del espectador: un contacto cálido, cómplice y empático, alejado de sensiblerías o paternalismos y rebosante de delicada sencillez (el afecto que ambos se profesan es tan fuerte que roza lo inusual). Como reconoce la cineasta donostiarra, «nunca consideré a Jordi como un discapacitado, sino como una persona cuya manera de expresarse y hablar es a través de una tabla. Intenté tratarlo con naturalidad y mostrar también mi debilidad al no saber muy bien qué significa la parálisis cerebral. Al final Jordi se ha convertido en un amigo y así lo trato: con normalidad absoluta». El agradable vínculo que sostienen Jordi y Maider permite que las confesiones de carácter íntimo broten sin excesiva dificultad, como por ejemplo la voz de Dios que Jordi escuchó cuando tenía veinte años. Y es que la fe y la espiritualidad se encuentran muy presentes durante todo el metraje de Las letras de Jordi; no obstante, la directora tiene la habilidad de no caer en ningún momento en una apología del folclore religioso: se trata, sencillamente, de una persona que escucha e intenta comprender las razones de otra para seguir viviendo, para justificar su presencia en el mundo. En efecto, da la impresión de que Maider Fernández Iriarte cumple a rajatabla con las cualidades que, a juicio de Ryszard Kapuściński (en Los cínicos no sirven para este oficio), debe reunir el buen periodista y que también pueden aplicarse al buen documentalista: «Para los periodistas que trabajamos con las personas, que intentamos comprender sus historias, que tenemos que explorar y que investigar, la experiencia personal es, naturalmente, fundamental. La fuente principal de nuestro conocimiento periodístico son los otros. Los otros son los que nos dirigen, nos dan sus opiniones, interpretan para nosotros el mundo que intentamos comprender y describir […] La relación con los seres humanos es el elemento imprescindible de nuestro trabajo. En nuestra profesión es indispensable tener nociones de psicología, hay que saber cómo dirigirse a los demás, cómo tratar con ellos y comprenderlos». En resumen, estar con el otro, escuchar al otro, entender al otro.
BENITO ROMERO