Una serie de diálogos imaginarios. Uno de los personajes de estos diálogos afirma que – una vez al año– tiene la necesidad de hacer un muñeco a escala humana del presidente, bailar con él y luego quemarlo en plena calle (no sin antes colocar explosivos en su interior). Este personaje es lo que llamamos un buen caminante. Un buen caminante es aquel que sabe tomar atajos. Ser un buen caminante es muy difícil en estos tiempos. Requiere mucha inteligencia y dopamina.