Uno de los grandes retos a los que se enfrenta en este momento nuestra sociedad es, sin duda, transformar el modo en que se percibe la discapacidad para contemplar a la ciudadanía afectada como ciudadanos con otras capacidades. Esta idea, probablemente una de las de mayor calado social de cuantas ha aspirado a implementar nuestra sociedad en la última década, no ha sido desarrollada de modo suficiente en los últimos años. En cualquier caso, lo que parece necesario en estos momentos es activar procesos de concienciación de la ciudadanía acerca de la naturaleza y la magnitud de los problemas que la implantación y el desarrollo de esta ley están llamados a paliar. Especialmente el sector de los jóvenes es refractario, en general, a este tipo de problemas, seguramente por la falta de contacto con esos espacios sociales normalmente en manos de los adultos. Sin embargo, ha sido probada la eficiencia a la hora de establecer procesos de toma de conciencia, del uso del cine y de los coloquios con especialistas.